He dudado mucho si subir esta receta o no. ¿El motivo? Pues, el sabor y la textura de estas croquetas es increíble. Súper gustosas, súper cremosas con un intenso sabor a roquefort. El problema es que estas que veis en la foto son las únicas que se salvaron y salieron enteras y sin reventarse de la sartén...
Me han dicho que ha podido ser por utilizar más roquefort de la cuenta y claro, al llevar tanto queso pues, éste tiende a fundirse y salirse, probaré la próxima vez con menos roquefort a ver qué tal. Y acepto gustosa cualquiera de vuestros consejos y sugerencias. Como de sabor estaban muy ricas, aunque nada presentables, os dejo con la receta.
Ingredientes
- 30 g de aceite de oliva
- 25 g de mantequilla
- 1 cebolla pequeña
- 30 g de maicena
- 150 g de harina
- 800 g de leche entera
- 250 g de roquefort (con esta cantidad se revientan muy fácilmente en la sartén)
- sal al gusto
- Harina, huevo y pan rallado para envolverlas
Preparación
- Troceamos la cebolla finita. En una sartén ponemos el aceite y la mantequilla, que se vaya derritiendo lentamente. Agregamos la cebolla y un poco de sal, y dejamos que se vaya pochando poco a poco.
- Añadimos la harina y rehogamos bien para que no quede cruda.
- Disolvemos en un poco de leche fría la maicena. Agregamos la leche (también la parte donde hemos disuelto la maicena) al sofrito y dejamos cocinando, moviendo bastante a menudo hasta que la bechamel quede bien cocinada y adquiera una consistencia espesa.
- En este momento troceamos el roquefort y lo añadimos a la bechamel. Rectificamos de sal si es necesario.
- Vertemos la mezcla en un recipiente o bandeja y cubrimos con papel film (dejando éste completamente en contacto con la bechamel para que no forme costra). Dejamos atemperar a temperatura ambiente y metemos en la nevera.
- Por último sólo nos queda envolver las croquetas. Para ello podemos ayudarnos de dos cucharas soperas para ir cogiendo porciones. Batimos los huevos (en principio con 2 ó 3 huevos será suficiente) y pasamos las porciones por harina, huevo y pan rallado. Las podemos ir colocando en una fiambrera y freir al momento o congelarlas para utilizar en otra ocasión.